Cabe centrar nuestra atención preferentemente en el caso de los Indignados de Europa y no tanto en el Occupy Wall Street, por ser una expresión decidida de los jóvenes europeos que manifiestan abiertamente su malestar contra el establishment político y económico; en tanto que las protestas norteamericanas se han reducido hasta ahora a movilizaciones poco numerosas y socialmente heterogéneas. Podemos adelantarnos y decir que los Indignados, especialmente los españoles, permiten formular un diagnóstico que aunque muy genérico y aún poco concreto, sin embargo puede permitirnos aquilatar la profundidad del malestar que cunde por todo el mundo occidental.
Las manifestaciones de los Indignados europeos han tenido lugar en no pocas de las más importantes naciones del continente. Esto se hizo evidente cuando el pasado 15 de octubre, el llamado Movimiento Global de los Indignados se dirigió a las ciudades más importantes de Europa ̶ convocatoria que además obtuvo respuesta a nivel mundial en 80 países y 951 ciudades ̶ . Cabe señalar que en Europa además de la denuncia contra las elites financieras y los políticos, también se abogó por una democracia real y por auténticos DD. HH. Es muy significativo que Sindicatos europeos de trabajadores se sumaron a las protestas del 15 de octubre, aunándose al repudio colectivo contra los programas de estabilización económica.
Conviene tomar como los casos europeos más significativos los ocurridos en España e Inglaterra, teniendo presente que las manifestaciones en una y otra nación si bien han estado encauzadas por grupos de jóvenes con similares reclamos contra el establishment, las protestas acusan una significativa diferencia, ya que si bien de pueblos de raigambre latina como España, se hubiera esperado manifestaciones marcadas por el desorden o el caos, sinembargo y como lo veremos más adelante, el desempeño de los Indignados españoles ha sido ejemplar en más de un aspecto. En cambio, en Inglaterra de cuya idiosincrasia sajona se hubiera esperado un orden muy civilizado en las manifestaciones de protesta, sorprendentemente éstas degeneraron en serios actos de vandalismo y delincuencia que requirió de un impresionante despliegue policial, cosa que ni de lejos ha ocurrido en España.
Dejando para la próxima nota el comentar el caso de las protestas en España, cabe señalar un aspecto muy significativo en el caso de las manifestaciones inglesas, cuando al acampar éstas delante de la Catedral de San Pablo en Londres, la cabeza de la Iglesia de Inglaterra: el Arzobispo Rowan Williams, expreso su simpatía por la causa de los Indignados ingleses, sugiriendo según declaraciones del prelado al diario Financial Times, la conveniencia de crear un impuesto que gravara las transacciones financieras.
Este pronunciamiento de la Iglesia Anglicana tiene un significado que vale tener muy en consideración, dado que en el caso de tal iglesia se trata de una institución nacional profundamente insertada en la realidad y en la historia de Inglaterra, de modo que al haber deslindado sus simpatías a favor de los Indignados ingleses, tal institución ha asumido una posición crítica contra el establishment económico de ese país, el cual como lo es Estados Unidos, es una nación emblemática del orden capitalista.
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