lunes, 30 de enero de 2012

¿QUE HACER ANTE LA COYUNTURA ACTUAL [ II ]?


La segunda modalidad que habíamos señalado  para  vislumbrar los alcances de la crisis actual del mundo occidental, era el aproximarnos a ese propósito estudiando cómo  diferentes estadios históricos pueden darnos luz sobre el desarrollo de épocas posteriores a tales estadios.

En términos generales tales vislumbres pueden darse de dos modos diferentes, uno de ellos se refiere a la influencia que a través del tiempo un suceso da lugar a otro que le sucederá muy posteriormente. Esto se aprecia claramente en el caso de la emergencia del cristianismo como hecho histórico en el Imperio Romano al ser reconocido oficialmente por el emperador Constantino en el siglo III d.C, y que será el factor condicionante de todo el milenio de la Edad Media europea amén de que impondrá una profunda impronta en la conformación de la cultura occidental.

La otra variante se refiere a cómo determinadas épocas históricas  pueden acusar ciertos aspectos análogos respecto a desarrollos posteriores a aquellas, claro con la salvedad de no exagerar la presunta analogía entre épocas distintas, dado que en verdad cada instante en la evolución de la historia acusa una singularidad que le es propia.  Cabe señalar dos ejemplos de desarrollos que acusan cierto paralelismo: el del antiguo Egipto y el de la ancestral China, casos ambos en que entre sucesivas etapas de un claro desarrollo cultural, se intercalan visibles intermedios de gran desorden y caos  general. Otro caso de analogía surge al contraponer los últimos siglos IV y V del Imperio Romano con las graves crisis que están  afectando el mundo occidental desde el siglo XX y en el actual, y asimismo, de no evitarse la caída de Occidente, la humanidad se vería ante un cataclismo histórico tan o más grave como el que en su tiempo fue el desplome del Imperio Romano para el mundo de la Antigüedad.

Dos filósofos de la historia por demás conocidos, como son el inglés Arnold Toynbee y el alemán Oswald Spengler, han dado valioso testimonio con sendos notables ensayos[1],  de cómo el estudio minucioso y prolijo de lo ocurrido en épocas pretéritas, puede proyectarse a la comprensión de lo que para ambos estudiosos era su época presente, vale decir el siglo XX al que pertenecen ambos.

Al trabajo de ambos historicistas debemos dos referencias importantes para apreciar el estado de una época como en la que estamos actualmente; de un lado aquel criterio de Toynbee para medir el grado de vitalidad o decadencia de una época apreciando el contrapunto de sus ‘respuestas’ versus los ‘retos’ que surgieron en cada momento de su desarrollo, y del lado de Spengler el concebir el desarrollo de toda cultura o civilización como análogo al ciclo vegetativo de todo ente viviente de nacimiento, desarrollo, plenitud, decadencia y muerte.

Cabe asumir que si contrariamente al caso de Toynbee  y Spengler, quienes no deben haber tenido mayor oportunidad para un intercambio de sus respectivas reflexiones, se pudiese organizar un trabajo colectivo de las distintas escuelas historicistas a nivel mundial, y así lograr una fructífera búsqueda de propuestas metodológicas para vislumbrar hacia dónde marcha la historia, recién entonces podríamos predecir con cierto asidero, si la civilización occidental se encuentra o no en una fase ya tardía y que rasgos pueden presumirse en el desarrollo histórico que le suceda.


[1] Arnold Toynbee: ESTUDIO DE LA HISTORIA (l2 tomos de 1933 a1961) y Oswald Spengler: LA  DECADENCIA DE OCCIDENTE (2 tomos entre 1,918 y 1923).

lunes, 23 de enero de 2012

¿QUE HACER ANTE LA COYUNTURA ACTUAL [ I ]


La pregunta que se plantea lleva a otros interrogantes no menos serios: ¿Cómo comprender lo que está sucediendo ahora? ¿Cómo vislumbrar su impronta sobre el futuro que adviene y  entonces decidir qué hacer?.  Sin embargo a pesar de una cuasi imposibilidad de descorrer el velo que nos oculta lo que está por venir, sabemos bien que ante los preocupantes signos de la crisis general que hoy vivimos, sencillamente no podemos cruzarnos de brazos; por ende se impone encontrar derroteros y plantear medidas para afrontar las turbulencias actuales.

En términos obviamente muy generales podemos  asumir que pueden darse  dos caminos o modalidades a seguir, en los que sorteando el riesgo de no pocos errores al emprenderlos, sin embargo podríamos llegar a baruntar cómo lo que hoy está sucediendo esté ya conformando el arcano del futuro que se nos viene encima.

El primero de tales caminos y al que aquí vamos a referirnos  consiste en indagar lo que en una nota anterior[1] hemos llamado ‘leer los signos del tiempo’,  que se sustenta en la idea de que a los acontecimientos que día a día jalonan nuestra actualidad, les es inherente un significado que no siempre aparece en la superficie. El otro camino se basa en observar  cómo ciertos sucesos de estadios históricos ya recorridos en el tiempo, ejercieron cierta significativa influencia sobre los hechos de una época posterior o incluso en nuestro propio tiempo actual,  ya sea porque algunos acusan cierta analogía con desarrollos posteriores que  parecerían paralelos, o porque otros resultan ser factores condicionantes de sucesos que ocurrirán en épocas siguientes.

Refiriéndonos al primero de aquellos dos caminos: la lectura de los signos del tiempo actual, tal camino se ejemplariza en las notas anteriores que versaron sobre los movimientos juveniles de los ‘Indignados’, lo que nos permitió no sólo apreciar como la gravedad de la crisis económica actual de Unión Europea al afectar muy seriamente las expectativas futuras de los jóvenes europeos, tal crisis devenía en un nuevo factor perturbador de la estabilidad general del mundo actual. Pero además el observar el fenómeno de los Indignados nos obligaba a no olvidar cómo la inquietante crisis económica europea en sí,  era una suerte de ‘réplica’ del cataclismo que fue la desastrosa quiebra del sistema bancario norteamericano en el 2,008, crítica continuidad que demuestra cómo dos situaciones distintas al eslabonarse causalmente una con otra, dan lugar a una tercera como es  el caso comentado de las protestas masivas europeas hoy proyectadas a otras naciones del mundo occidental.

Otro caso que ilustra esta modalidad de leer los signos del tiempo se aprecia en una nota anterior[2] que comenta el execrable acto terrorista del pasado mes de julio en un país modelo como Noruega, reflexión que nos llevó a consideraciones sobre el pernicioso  fenómeno de los fundamentalismo actuales, sean éstos de índole ideológica como el caso en cuestión y que también aparece en Estados Unidos en movimientos como el llamado Tea Party, o al fundamentalismo de índole religiosa  que surgen no sólo en el Islam sino también en algunas sectas cristianas.

Las indagaciones que irán resultando de la lectura  de los signos del tiempo, exigiría un trabajo interdisciplinario  de los analistas  especializados en tal campo con expertos de los diferentes campos de la actividad humana, y  llegar así a perspectivas que ayuden a vislumbrar soluciones verdaderamente creativas  a nivel de toda la humanidad.


[1] Leyendo el signo de los Indignados (I)  19-12-2011
[2] Noruega: Las contradicciones dentro de un país ejemplar. 28-11-2011

lunes, 16 de enero de 2012

LEYENDO EL SIGNO DE LOS INDIGNADOS [ V ]

Anteriormente se ha hecho referencia a cómo los Indignados españoles transformaron sus manifestaciones en una asamblea colectiva bien cohesionada, algo muy distinto al mero balbuceo iracundo de otros movimientos de protesta. Justamente tal capacidad de organización les permitió hacer público un manifiesto con 16 propuestas suyas, documento  con que se daba respuesta a la crisis que afecta a España y al estamento de los jóvenes que en un 40% no encuentran trabajo.

Al haber conceptualizado su posición, ello hace posible formular un juicio sobre la pertinencia o no de sus propuestas, pero además tal protesta permite cobrar mayor conciencia de lo que implica la seria problemática europea mundial, agravada ésta por la crisis económica  que hoy afecta al mundo occidental. Cabe decir que un juicio inmediato sobre las medidas que proponen los Indignados españoles, sería saltar precipitadamente a conclusiones ya que se imponen análisis que escapan al alcance de nuestros comentarios aquí, pero cabe resaltar dos aspectos muy significativos que exponemos a continuación.

En primer lugar lo que proponen los jóvenes de España, va más allá del reclamo colérico que sólo responde al egoísmo de cada quien al verse afectado por la crisis. En otras palabras, los jóvenes españoles están considerando en sus propuestas la necesidad de un orden que auténticamente esté al servicio del colectivo social en general, no sólo el de la juventud carente hoy de oportunidades. Cabe relevar que lo que destaca en los Indignados españoles es un sello muy propio de lo hispano, porque en su  manifiesto de 16 puntos se refleja el influjo en el alma española de  la noción del ‘Bien Común’, noción que emana de la vieja tradición del humanismo neo-escolástico cristiano, secular tradición que también distingue al Perú y demás países latinoamericanos.

En segundo lugar, más allá del caso de los Indignados españoles, en general el movimiento de protestas juveniles que recorre Europa, amén de lo que puedan significar asimismo las manifestaciones del ‘Occupy Wall Street’, lo que se está revelando es un fenómeno de serio descontento colectivo no sólo contra políticos y banqueros sino quizás contra el orden mismo que hoy  caracteriza a Occidente, y que si se toma en cuenta lo que igualmente está sucediendo en las naciones árabes, estamos ante la presencia de un perturbador factor que puede presagiar el incubamiento de un grave peligro de desestabilización mundial.

Tales dos aspectos no sólo dan luz sobre la problemática económica que hoy sacude al  mundo occidental, sino que la queja consensuada de los Indignados  nos hace conscientes de tres realidades. En primer lugar, los muy serios problemas que sacuden a la Unión Europea, son el resultado de lo que alguien en referencia a la Italia de Berlusconi    ha llamado el régimen de la ‘dolce vita’ dada la imprudente liberalidad en la política social y en el endeudamiento público, liberalidad que cabe aplicar también a la Grecia de Papandreu y en cierto grado a la España de Zapatero.   En segundo lugar  y sin negar los abusos de la liberalidad tipo ‘dolce vita’, no debemos olvidar que la crisis europea es una ‘réplica’  del sismo bancario norteamericano del 2,008.

Un tercer aspecto nos lleva a reiterar que estamos frente a un agudo descontento colectivo contra el establishment, vale decir contra las bases mismas del sistema,  por ende es imperativo una visión que nos devuelva la escala humana de las cosas y una conciencia moral que desplace  el  egoísmo utilitarista de la postmodernidad.

lunes, 9 de enero de 2012

LEYENDO EL SIGNO DE LOS INDIGNADOS [ IV ]

Si bien el movimiento de los Indignados se  ha manifestado en no pocas ciudades europeas, el caso de las movilizaciones que han tenido lugar en España, son las que mejor permiten aproximarse a la comprensión de qué es lo que está indignando a los jóvenes y qué factores económicos y políticos son los que más influyen en el generalizado malestar juvenil y es más, qué repercusiones en el devenir del tiempo  pueda proyectar este fenómeno social de protesta de los Indignados de España y de las otras naciones europeas.

Conviene antes que nada destacar que contrariamente a lo que se ha visto en las protestas en otras naciones europeas, las Indignados españoles han dado un ejemplo sui géneris de maduración tanto en la exposición de sus quejas como en la organización y organicidad de sus manifestaciones. Es así que sus planteamientos han dado lugar al llamado Manifiesto del Movimiento 15 M ̶  ¡Democracia Real YAǃ en que si bien muestran su preocupación y malestar ante una denunciada corrupción de los estamentos políticos, empresariales y bancarios, señalan al mismo tiempo el que sobre la base de la unión de la sociedad civil,  será posible edificar un orden y un sistema social mejor que el que existe ahora en España.

Se dio a conocer un listado de 16 propuestas que en síntesis se refieren a privilegiar derechos constitucionales como el  acceso a una vivienda digna y mejoras en la educación pública y laica, o recomendaciones para gravar las transferencias financieras, abolición de los sueldos vitalicios de la clase política, el cumplimiento  del mandato constitucional de que toda forma de riqueza independientemente de su titularidad «está subordinada al interés general», ejercicio de una democracia participativa  con un rol activo para la ciudadanía, cierre de las centrales nucleares y promoción de nuevas energías renovables entre otras propuestas.

Un rasgo muy singular en la posición de los Indignados de España es su rechazo a la colaboración de los partidos políticos y de los sindicatos,  estableciendo así claramente la independencia de sus propuestas respecto a todo tipo de ideologías políticas institucionalizadas.

Es interesante señalar el grado de organización del movimiento a través de asambleas  colectivas y en la estructuración de sus acciones y formulaciones por medio de comisiones y grupos de trabajo,  identificados los mismos con las distintas áreas de las actividades del movimiento. Hay que relevar el uso decisivo y efectivo de las redes de comunicación social, cobrando especial importancia  el uso del Twitter.

Hasta aquí se ha hecho mención a grandes  rasgos de las plataformas en que se exponen los reclamos así como el copioso y eficiente trabajo para dotar al movimiento una estructuración eficiente y orgánica y sin perder por ello la espontaneidad del trabajo colectivo y participativo.

Toca ahora tal como lo hacemos en la siguiente nota aquilatar y reflexionar  cuál es el significado que subyace en este fenómeno social de protesta, y vislumbrar las repercusiones que en adelante pueda tener sobre la problemática actual del mundo occidental.

lunes, 2 de enero de 2012

LEYENDO EL SIGNO DE LOS INDIGNADOS [ III ]

Cabe centrar nuestra atención preferentemente en el caso de los Indignados de Europa y no tanto en el Occupy Wall Street, por ser una expresión decidida de los jóvenes europeos que manifiestan abiertamente su malestar contra el establishment político y económico;  en tanto que las protestas norteamericanas se han reducido hasta ahora a movilizaciones poco numerosas y socialmente heterogéneas. Podemos adelantarnos y decir que los Indignados, especialmente los españoles,  permiten formular un diagnóstico que aunque muy  genérico y aún poco concreto, sin embargo puede permitirnos aquilatar la profundidad  del malestar que cunde por todo el mundo occidental.

Las manifestaciones de los Indignados europeos han tenido lugar en no pocas de las más importantes naciones  del continente. Esto se hizo evidente cuando  el pasado 15 de octubre, el llamado Movimiento Global de los Indignados  se dirigió a las ciudades más importantes de Europa   ̶ convocatoria que además obtuvo respuesta a nivel mundial  en 80 países y 951 ciudades ̶ . Cabe señalar que en Europa  además de la denuncia contra las elites financieras y los políticos, también  se abogó por una democracia real y por  auténticos DD. HH. Es muy significativo que Sindicatos europeos de trabajadores se sumaron a las protestas del 15 de octubre,  aunándose al repudio colectivo contra los programas de estabilización económica.

Conviene tomar como los  casos europeos más significativos los ocurridos en España e Inglaterra, teniendo presente que las manifestaciones en una y otra nación si bien han estado encauzadas por grupos de jóvenes con similares reclamos contra el establishment, las protestas acusan una significativa diferencia, ya que si bien de pueblos de raigambre latina como España,  se hubiera esperado manifestaciones marcadas por el desorden o el caos, sinembargo y como lo veremos más adelante,  el desempeño de los Indignados españoles ha sido  ejemplar en más de un aspecto. En cambio, en Inglaterra de cuya idiosincrasia sajona se hubiera esperado un orden muy civilizado en las manifestaciones de protesta, sorprendentemente éstas degeneraron en serios actos de vandalismo y delincuencia que requirió de un impresionante despliegue policial, cosa que ni de lejos ha ocurrido en España.

Dejando para la próxima nota  el comentar el caso de las protestas en España, cabe señalar un aspecto muy significativo en el caso de las manifestaciones inglesas, cuando al acampar éstas delante de la Catedral de San Pablo en Londres, la cabeza de la Iglesia de Inglaterra: el Arzobispo Rowan Williams, expreso su simpatía por la causa de los Indignados ingleses, sugiriendo según declaraciones del prelado al diario Financial Times, la conveniencia de crear un impuesto que gravara  las transacciones financieras.

Este pronunciamiento de la Iglesia Anglicana tiene un significado que vale tener muy en consideración, dado que en el caso de tal iglesia se trata de una institución  nacional profundamente insertada en la realidad y en la historia de Inglaterra, de modo que al haber deslindado sus simpatías a favor de los Indignados ingleses, tal institución ha asumido una posición crítica contra  el establishment  económico de ese país, el cual como lo es Estados Unidos, es una nación emblemática del orden capitalista.