El físico J. David Peat y el escritor científico John P. Briggs en un ensayo suyo: A TRAVES DEL MARAVILLOSO ESPEJO DEL UNIVERSO, exponen lo que llaman las ‘teorías del espejo’, que están abriendo el panorama científico actual a perspectivas de una radicalidad tal, que para los autores la nueva visión de la realidad lleva a recordar el conocido cuento de A Través del Espejo de Lewis Carrel, cuando al atravesar una suerte de ‘barrera del espejo’ sucede que las leyes de la naturaleza parecen desafiar las referencias científicas actuales y nuestras comunes percepciones.
Para Peat y Briggs tal salto cualitativo contrasta con el paisaje científico actual todavía enraizado en la concepción de la física clásica newtoniana, y ello en grado tan radical como el que a su vez se dio en los siglos XV y XVI durante el Renacimiento cuando preclaras figuras como Copérnico, Galileo, Kepler y más tarde el propio Newton desbancaron las rancias ideas medievales sobre la realidad del mundo. Es a esta expansión cualitativa del conocimiento científico contemporáneo, a la que Peat y Briggs conciben como un segundo Renacimiento, la cual presenta además una característica sui generis, porque si bien en el primer Renacimiento la revolución de la ciencia tardo siglos en desarrollarse, ahora la nueva visión de la realidad en este segundo Renacimiento podría tomar tan sólo unas pocas décadas.
El ensayo que comentamos después de una rápida referencia a la relatividad einsteniana y a la física cuántica se explaya en estas teorías del espejo como son las del afamado físico David Bohm y las de Ilya Prigogine, Rupert Sheldrake y Karl Pribram, planteamientos cuya influencia «[…] podría trastocar muchos de los supuestos más profundos de teorías tan angulares como la teoría cuántica, la relatividad y la teoría de la evolución».
Peat y Briggs creen que todas estas revoluciones teóricas dentro del nuevo paradigma del espejo, son los heraldos de una tan radical revolución en el conocimiento, que refiriéndose a las afirmaciones del filósofo e historiador de la ciencia Thomas Kuhn, quien ve el desarrollo científico caracterizado por profundos cambios revolucionarios en el contenido teorético de las teorías científicas, de modo que para Peat y Briggs estamos ad portas de un cambio de paradigmas del pensamiento científico como aquellos que señala Thomas Kuhn.
El Dr. Rupert Sheldrake uno de las más innovadores biólogos actuales, hace referencia en un ensayo suyo a cómo la ciencia clásica terminó por sustraer todo principio ‘animante’ de la Naturaleza , la que así devino en una máquina automática totalmente carente de alma. Sin embargo y desde la teoría del Big Bang el mundo empezó a ser concebido como un ente que se ‘desarrolla’ y crece por ende y como dice Sheldrake el Universo resulta «un organismo que está todavía creciendo y en vías de desarrollo».
Podríamos entonces decir que el Universo empezamos a concebirlo como una totalidad viva, fluyente y palpitante conteniendo en sí todo ente existente: inerte o viviente incluyendo obviamente al propio ser humano, éste como el vértice o cima de toda la creación. Tal visión empieza a aproximarse al viejo orden del saber metafísico y espiritual, por ende podemos decir que si en el primer Renacimiento en los siglos XV y XVI se dio un gap entre la Ciencia y la Creencia cada vez más profundo, en este segundo Renacimiento se estaría por el contrario dando un gradual reacercamiento de esos dos grandes campos del saber.
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