lunes, 3 de octubre de 2011

CIENCIA Y CREENCIA:DOS ESPACIOS EN CONTRAPOSICION

F.S.C. Northrop en The Meeting of East and West   al ocuparse de la cultura mexicana prehispánica, muestra cómo la creencia religiosa conformaba una tríada orgánica     con el conocimiento de las cosas y  con el valor de lo estético, observación que se ve confirmada con las culturas prehispánicas como las del Perú y en general en la cosmovisión de las culturas de la Antigüedad. Sin embargo la civilización occidental en su fase actual presenta un virtual divorcio entre esos tres campos, muy especialmente entre los de la ciencia y el de la creencia.

Este alejamiento tiene su origen cuando los primeros escarceos de la ciencia desde los siglos XV y  XVI a partir de las ideas de Copérnico, Kepler y Galileo, se enfrentaron al dogmatismo doctrinario de la catolicidad romana y al tenebroso poder de la Inquisición. Pero para la   Iglesia la confrontación iba a serle crecientemente adversa, ya que frente a los logros sucesivos que iba alcanzando la ciencia, especialmente a partir de las ideas de Newton, la perspectiva eclesial afectada además por la Reforma de Lutero, iba perdiendo terreno en el propio seno de la cristiandad debido a su aferramiento a la intransigencia confesional, actitud que ahogaba toda posibilidad de renovación de la propia visión religiosa de acuerdo a los nuevos tiempos iniciados desde el Renacimiento. En contraste con este decaimiento de la Iglesia,  la flamante revolución de la ciencia traía la singular novedad de una nueva forma de entender la realidad, ahora  por medio del intelecto y de la experimentación científica

Pero conforme la propia ciencia sumaba logro tras logro, ella iba cayendo en un mimetismo con el otrora clima de intransigencia de la cristiandad, al ir adoptando el mismo espíritu del dogmatismo confesional. En otras palabras la razón intelectual, erguida ahora como  única referencia válida de la verdad, dictaba que aparte de la perspectiva científica lo demás carecía de todo valor de autenticidad y validez. De otro lado la ciencia  impuso su impronta en el pensamiento moderno condicionándolo a paradigmas que daban lugar a una visión única de la realidad bajo la perspectiva cientificista.

Hoy en plena fase de la postmodernidad el hombre contemporáneo se encuentra ante una doble decepción: en efecto si bien en la pre-modernidad  el mundo era uno más de injusticias y sufrimientos que de felicidad, el hombre  se refugiaba en la idea de un  ‘paraíso celestial’  al final de esta vida, pero cuando la modernidad fue afianzándose y tornándose cada vez más convulsa y dado que la visión cristiana no supo adecuarse a los nuevos tiempos,  entonces aquella imagen de lo celestial dejó de tener actualidad. De otro lado, respecto a los ‘paraísos terrenales’ que hasta la primera década del siglo XX ofrecían la ciencia y la tecnología, la humanidad ha ido encontrándose ante problemas de cuya agudeza son responsables no pocos de los propios avances y logros tecnológicos.

Pero así como la catolicidad debió su amenguamiento a cuando la pura y prístina verdad evangélica se vio progresivamente suplantada por el dogmatismo amén de que el usufructo del poder terrenal infestó a la Iglesia hasta caer en los excesos que rebelaron a Lutero; la ciencia también empezó a perder el camino de su vocación primigenia en la búsqueda de la verdad racional,  al supeditarse a los intereses del poder de lo económico que condicionaba la investigación científica a sus miras mayormente materialistas y utilitaristas.

1 comentario:

  1. Y qué pasó con la tríada de las culturas prehispánicas? Qué legado queda de eso hoy?

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