lunes, 13 de febrero de 2012

CULTURA Y CIVILIZACION: DOS FASES HISTORICAS SUCESIVAS [ II ]


Se infiere de las precisiones anteriores, que en una fase cultural hay un esfuerzo más cualitativo que cuantitativo, por ende, es comprensible que en tal fase el orden de las cosas no pierde de vista la escala y realidad del ser humano como tal. En tal sentido se puede reconocer en ese cuadro a la condición histórica sea de la Grecia Helénica o la Europa de los Tiempos Modernos a partir del Renacimiento.

Por contraste, en una fase de civilización primará más lo cuantitativo y el desarrollo de lo material, y ello a tal extremo que el hombre quedará sumergido en una ola  de gigantismo o ‘colosalismo’. No será difícil adjudicar tal situación histórica a una realidad como la del otrora Imperio Romano, o en la actualidad a la civilización  occidental en su fase de postmodernidad, fase que bien  podríamos distinguirla como una ‘civilización pan-estadounidense’.

Si volvemos nuestra atención a la realidad de la Roma imperial en su período histórico final, estamos ante la paradójica situación  de ver al imperio ya en franco estado de decadencia, sin embargo, manteniendo prácticamente hasta el final el ímpetu de un notable ritmo constructivo. Si recurrimos a Lewis Mumford, nos dice éste en una de sus obras[1] que el final de una civilización  puede coincidir con una febril actividad externa, similar a lo que sucede  con un organismo biológico en trance de agonía, estado final que puede acusar una aceleración  en el ritmo de alguna de sus funciones, por ejemplo, el pulso, la respiración o la transpiración.

Así, según Mumford, este ímpetu último de una sociedad cerca de su final, es en realidad un fenómeno reflejo del cuerpo social, pero cuya alma colectiva acusa una vaciedad cada vez más cercenada de lo espiritual y del orden de los valores. Podría decirse que es como si aquella sociedad viviera  más en un estado de sopor o de sueño agónico, poblada la conciencia colectiva de fantasmas y reminiscencias de viejas épocas pasadas. Pero todo esto, como lo reitera Mumford para el caso de la civilización greco-romana, puede ocurrir en medio de un despliegue inacabable de emprendimientos  mayormente de índole material.

Resulta sugerente contraponer este cuadro de la civilización greco-romana que nos señala Mumford, con la visión que la época actual nos trae el filósofo Herman de Keyserling, quien en un ensayo suyo sobre sus impresiones de la sociedad norteamericana de finales de los años veinte[2], una sociedad que ya empezaba a mostrar los signos que moldearían significativamente nuestra actual post-modernidad. Pues bien, la experiencia vivencial del viaje a ese país de Keyserling añadida a la traumática experiencia europea al término de la de Primera Guerra Mundial, lleva  a Keyserling  a señalar que la época contemporánea de su tiempo   pues ya estaba agonizando y muy rápidamente, y a tal extremo que su fuerza vital estaba virtualmente agotada.

Continuaremos en la siguiente nota con la visión de Mumford y Keyserling  respecto al proceso de envejecimiento de la civilización occidental.


[1]Lewis Mumford: LA CONDICION DEL HOMBRE
[2] Herman de Keyserling: AMERICAN SET FREE.

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